Lo único que nos detiene es nuestra voluntad.
Llega un punto en la vida de un semi-cinefilo donde empiezas a ver la escena como si fuera de la vida real. y es en ese punto de la vida donde te preocupa más el cómo va a quitarse el personaje la mega mancha de sangre de su camisa de hilos egipcios que el que se esté desangrando una persona frente a él.
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