Powered By Blogger

Translate

miércoles, 17 de marzo de 2021

Perdono pero no olvido

Lo único que nos detiene es nuestra voluntad.


Esta fue la historia que escribí hoy para mi clase de Interpretación. Lenguaje altisonante. Se solicita discreción.

Karla y Erika eran las mejores amigas, hasta que un día un bato las separó. ¿Cómo? Te preguntarás, pues aquí te va la historia.

Juan era un tipo gordinflón que siempre empujaba a las personas cuando iba pasando, y lo hacía a propósito, con tal de tirarles cosas o simplemente molestarlas. Un día pasó al lado de Karla y la empujó, lo que hizo que ella tirara su helado a Erika. Erika traía un precioso vestido azul que le había comprado su madre antes de morir. Como el helado era de chocolate, ambas sabían que no se iba a quitar la mancha. Erika comenzó a chillar muy fuerte. Juan le dijo a sus amigos, otros bullies, “¿Qué pedo con la chava?” como si él no tuviese vela en el entierro.

Karla se enojó y se le acercó muy decidida a tomar al toro por los cuernos. 

-Escúchame bien, maldito pedazo de basura, discúlpate con mi amiga y ve directamente con la profesora para que te ponga un castigo.- dijo Karla

-¿Qué? ¡Vete al diablo!- contestó Juan. Juan se paró de la banca de donde estaba. Además de gordo era alto.- Yo no hice nada más que pasar por ahí. No es mi culpa que tu seas tan distraída.

-Distraída mis ovarios, pinche Humpty Dumpty.- contestó Karla.- O te disculpas con ella y haces lo que es debido, o voy yo y te acuso con la maestra.

-Ah, así que a parte de tonta, soplona.- Juan se puso furioso.- Ya mejor vete a besuquear con tu novia, que seguro por eso andas tan alterada.

-No voy a ir de soplona, creo que mejor de agarro a madrazos.- Karla se empezó a quitar sus aretes.

-Blah, blah, blah, si muy muy hazlo rápido, a ver si sí.- Juan se rió, tomando a broma las amenazas de Karla.

Al final, era una chica extremadamente delgada, parecía muy frágil. Medía 1.60 mientras que él medía 2 metros. Ni al pecho le llegaba. ¿Qué le podía hacer una pulguita como ella? En eso andaba pensando cuando ¡MOLES! Recibió un puñetazo limpio en la nariz. Encima de él , Karla le dio golpes a diestra y siniestra sin parar. 


-Ahora sí, cabrón, éntrale.- Karla se le fue encima.


Juan no tuvo tiempo ni de responder. Karla le dio golpes de diestra a siniestra, sin darle tregua. Los amigos de Juan quisieron quitarle a Karla de encima, lo que lograron por un momento dándole tiempo a Juan de propinarle una patada en el estómago. Pero fue todo lo que pudieron hacer, porque llegaron más estudiantes y se agarraron a golpes con los compas de Juan. Todos estaban ya hartos de ellos y Karla se había atrevido a lo que ellos nunca y eso les abrió la puerta a la justicia por propia mano. 

Era una escuela de monjitas, así que después de un ave María purísima de Guadalupe, todas las monjas se dirigieron a terminar la pelea campal.


-Esto no es un matadero, es la casa del señor y se van a comportar todos.- gritó la madre superiora.


-Aquí tenemos a los responsables, Madre Superiora.- le dijo una de las monjas.


Ella se acercó y se encontró con un Juan irreconocible. Su cara estaba hinchada, morada, y cubierta de sangre. A su lado estaba Karla, con la mano en el costado. Tenía un ojo morado y el labio abierto, pero además de eso no tenia nada.


-¿Qué fue lo que sucedió aquí?.- preguntó.

-Fue ésta maldita loca, madrecita, ella me atacó de la nada.- chilló Juan. 

-No sean pinche mentiroso.- le gritó Karla.


Los dos se abalanzaron contra el otro, dispuestos a otra pelea, pero las madres los separaron.


-Deténganse ambos.- la madre se giró a ver a Juan.- Juan, he sido paciente contigo. Pero esto es suficiente, tendrás una semana de suspensión.

-¿Qué? pero es que ¿no ve que yo soy la víctima aquí?.- Juan quiso tomar la mano de la Madre. Ella se apartó.

-Ve a la dirección en este mismo instante.- y le señaló el camino.


Juan miró al pasillo, luego a Karla, luego a la Madre superiora y su semblante serio. Escupió sangre en el suelo.

-Esto no es justo.- dijo antes de irse.

-Volverá más tarde para limpiar eso, joven.- le regañó una de las monjas.


Después de dar instrucciones a las monjas para mandar reporte a cada alumno que haya formado parte de la pelea, la Madre Superiora se dirigió a Karla.


-Con respecto a usted, señorita Karla, me han dicho que fue usted quien inició la pelea. ¿Qué tiene que decir a su defensa?

-Sí la empecé, pero fue porque Humpty Dumpty...-fue interrumpida por la Madre superiora.

-No hable así de su compañero, por favor.

-Bueno, Juan me empujó como nos hace a todos, y eso hizo que le tirara el helado encima el helado a Erika. No quiso disculparse y en vez de eso me insultó.


La Madre Superiora entrecerró los ojos, luego mandó a llamar a Erika. Ella llegó casi enseguida.

-¿Dónde estaba usted durante la pelea?.- le preguntó.

-No sabía que había una pelea. Cuando Karla fue en dirección a Juan, yo me fui corriendo al baño a tratar de quitarle la mancha de helado a mi vestido.- señaló su pecho. El vestido estaba mojado y se veía menos manchado, pero al fina manchado.

-Así que sí fue Juan quien empujó a Karla.


Karla sonrió. Tal vez si merecía un castigo por lo violenta que resultó, pero no tanto porque al final estaba defendiendo el honor de su amiga. Pero ella no contaba con que a Erika no le gustaban las confrontaciones.


-No, no fue del todo así. Sí pasó por nuestro lado, pero no fue su culpa. Él hasta pidió permiso para pasar.- dijo en voz baja. Su cabeza estaba agachada, porque no se atrevía a mirar ni a la Madre ni a Karla.


Karla abrió su boca con asombro. Seguramente en su mente eso le evitaría futuras peleas entre Juan y ella, pero al final la estaba traicionando.


-Eso no es cierto, sí me empujó.

-Ya no siga señorita, ya la señorita Erika me ha dicho la otra versión y estoy segura de que será la misma versión que la de su compañero Juan.- la Madre Superiora la tomó del hombro.- Venga, vamos a la enfermería y luego por su suspensión. Será de dos semanas.


-¿Qué? ¡No! ¿Por qué tengo más tiempo de suspensión que el ojete ese?.- preguntó Karla mientras trataba de zafarse del agarre de la Madre.- Erika, dile la verdad, esto no es justo.


Erika continuó sin mirarla. La Madre Superiora suspiró.

-Ya no siga, señorita, acepte que erró esta vez.


Y se fueron. Durante esas dos semanas, Erika le envió las tareas y apuntes a Karla, pensando que con eso se contentarían. Le ofreció disculpas por What´s App, mensaje de texto, y por cada red social que tenían en común, pero nunca recibió respuesta. Intento llamarla, pero nunca contestó su celular y en su casa su madre le daba largas con que estaba bañándose o durmiendo.

Cuando las dos semanas terminaron, Karla regresó a la escuela. Era un Lunes e iba tarde para honores a la Bandera. Cuando llegó, todos ya estaban formados. Iba a formarse en su lugar cuando todos los alumnos empezaron a aplaudir. Ella no entendía qué estaba pasando, hasta que una compañera le dijo que le estaban aplaudiendo a ella. Que gracias a su pelea con Juan, éste ya no los había molestado, ni él ni sus amigos. Ella sonrió y se fue a su lugar en el grupo de su salón. Erika la saludó sonriente, pero Karla la ignoró. Después del aplauso, continuó la ceremonia. Los compañeros no paraban de mirarse entre ellos pues sabían que ellas eran inseparables, pero también sabían lo que Erika había hecho. Al terminar la ceremonia, se fueron todos a sus salones. Karla escogió otro lugar, alejada de Erika. Desde entonces, y hasta el final del ciclo escolar ya nunca volvieron a sentarse juntas.

Días después le volvió a dirigir la palabra, muy a la fuerza porque le tocó trabajar en equipo con ella, pero eso no reanudó su amistad. Erika se quedó sola a la hora del recreo, mientras que Karla se junto con otros alumnos. Muchos de ellos le pedían que perdonara a Erika, a lo que ella les decía que ya lo había hecho, pero que no podía regresar a tener lo que tenían pues había roto su confianza.